La voz de Luisa Lovo se eleva con fuerza. Con un megáfono anuncia a la comunidad que deben evacuar sus casas. Madres cargando a sus bebés, niños, niñas y adultos mayores caminan junto a sus familiares cuesta abajo sobre la calle principal, protegiéndose unos con otros de la lluvia que no ha cesado desde hace tres días.
Luisa tiene 51 años y forma parte del Comité municipal de Protección Civil, que realizó este simulacro de inundación en febrero del 2020, en una comunidad del municipio de San Antonio del Mosco, en el departamento de San Miguel, en El Salvador. Allí la gente está organizada y todas las personas saben cómo responder ante una situación de desastre. Las mujeres tienen un liderazgo notable para gestionar las emergencias y convierten el territorio en una experiencia de acción rápida y solidaridad.
Esta escena era impensable hace 20 años, justamente cuando Oxfam en El Salvador implementó una estrategia para contribuir al liderazgo humanitario local (LHL), fortaleciendo las capacidades para que los actores locales tengan un papel destacado a la hora de salvar vidas y aliviar el sufrimiento en las comunidades más vulnerables a desastres.
“Durante años es como si las mujeres hubiéramos estado viviendo en un rincón oscuro, sin ser tomadas en cuenta. Ahora las instituciones nos reconocen, porque somos capaces de hacer muchas cosas”, señala Luisa.
En este esfuerzo de liderazgo humanitario local se han desarrollado estudios e investigaciones que han aportado a la evidencia científica y a la toma de decisiones. También se implementó un proceso formativo para que las comunidades y las organizaciones puedan incidir en planes nacionales y políticas públicas como la Ley de Protección Civil y la Política Nacional de Protección Civil, Prevención de Riesgos y Mitigación de Desastres.
Una apuesta estratégica para salvar vidas
La población en El Salvador ha avanzado en su forma de enfrentar las vulnerabilidades que la condicionan y ha generado un proceso particular en donde los líderes y lideresas comunitarias son agentes de cambio, y han transformado sus vidas y las de sus comunidades. Ahora las personas están mejor preparadas para responder a los desastres; han creado sus propias dinámicas de comunicación y coordinación con otros actores, desde una perspectiva humanitaria.
Este logro es el resultado de un trabajo coordinado entre el Gobierno, tanto nacional como local, donantes internacionales, ONG internacionales y locales, y comunidades organizadas que han sido reconocidas por sus capacidades y por sus propias dinámicas de movilización de recursos.
Durante dos décadas, Oxfam ha acompañado a las comunidades y a distintas organizaciones de la sociedad civil en el fortalecimiento de sus capacidades técnicas en temas como liderazgo humanitario local, normas y principios humanitarios, agua, higiene y saneamiento (WASH, por sus siglas en inglés), seguridad alimentaria, resiliencia y medios de vida, influencia en políticas públicas, campañas públicas, trabajo en redes y estrategias para que sus voces y demandas sean escuchadas.
En El Salvador, ante las emergencias suscitadas por sequías recurrentes, por huracanes, depresiones tropicales o por pandemias como el Covid-19 las comunidades son las que participan y lideran la respuesta; sobre todo equipos de mujeres, quienes se han capacitado en diversas áreas para responder en forma rápida y oportuna, y así poder salvar vidas.
“En el Comité de Protección Civil participamos 7 mujeres y 3 hombres. Ahora somos más mujeres participando porque tenemos más conocimiento y recibimos más apoyo. Siendo lideresa me he dado cuenta de que no es cierto que las mujeres solo estamos para lavar y planchar en la casa. También somos capaces y tenemos el gran valor de trabajar en equipo para enfrentar los desastres y eso me emociona. Me hace sentir tan importante, porque sé que puedo ser útil y servir a mi comunidad”, comenta Luisa.
El liderazgo humanitario local es una estrategia que ha permitido lograr mayor impacto en la respuesta, así como también la creación de espacios de coordinación multinivel con diferentes actores internacionales y nacionales.
En El Salvador, hemos asumido el reto de contribuir a un cambio en el sistema humanitario actual, de manera que el liderazgo de la acción humanitaria emane cada vez más del nivel local y se constituya en un actor medular en la preparación y la respuesta ante los desastres.
Nos inspiran las personas y su poder transformativo y resiliente, como el de Luisa Lovo, una de las más emblemáticas lideresas de San Antonio del Mosco, quien asegura que solo con la fuerza de las comunidades se pueden construir los cambios desde adentro y hacerle frente a las desigualdades que golpean a las personas más pobres.