Los milmillonarios generan más emisiones de carbono en 90 minutos que una persona promedio en toda su vida.

Un nuevo estudio de Oxfam publicado hoy revela que 50 de los milmillonarios más ricos del mundo emiten, en promedio, más carbono en poco más de una hora y media que una persona promedio en toda su vida. El informe La desigualdad de las emisiones de carbono mata es el primero en hacer un seguimiento de la huella de carbono derivada de aviones privados, yates de lujo e inversiones contaminantes, y en detallar cómo las personas más ricas alimentan la desigualdad, el hambre y la muerte en el mundo. El informe se publica con motivo de la COP29 que se celebrará en Bakú, Azerbaiyán, y que estará marcada por el creciente miedo a la aceleración de la crisis climática, en gran parte debido a las emisiones de los más ricos.

Si las emisiones actuales a nivel mundial siguen a este ritmo, el presupuesto de carbono (la cantidad de CO2 que aún se puede liberar a la atmósfera sin provocar que la temperatura media global se eleve por encima de 1,5 °C) se agotará en unos cuatro años. El informe presenta nuevos datos que revelan que el estilo de vida de los más ricos está acelerando la crisis climática y causando enormes daños en la población y la economía. Los países y comunidades más pobres son los que menos han contribuido a la crisis climática y son, en cambio, quienes más sufren las consecuencias más peligrosas de esta.

 

Cerca del 40 % del dinero que invierten los milmillonarios va a industrias muy contaminantes, como el petróleo, la minería, el transporte y el cemento. Estas inversiones liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Como alternativa, si los milmillonarios invirtieran en fondos diversificados con bajas emisiones de carbono, que incluyen una variedad de empresas y sectores más sostenibles, sus inversiones contaminarían 13 veces menos.

En América Latina y el Caribe, el informe de Oxfam desglosa tres áreas consideradas críticas en las que las emisiones de los más ricos están teniendo —y se espera que sigan teniendo— consecuencias devastadoras.

  • Desigualdad global. Desde 1990, estas emisiones han provocado una caída de 1,6 billones de dólares en la producción económica de América Latina y el Caribe, equivalente a la producción económica total de Uruguay en el mismo período. Como resultado, la región perderá el 1,4 % de su PIB entre 1990 y 2050, lo que constituye más del doble de la media mundial.
  • Hambre. Estas emisiones también han ocasionado pérdidas de cultivos que podrían haber proporcionado calorías para alimentar a 2,4 millones de personas al año entre 1990 y 2023. Esta cifra ascenderá a 9 millones de personas anuales en los próximos 27 años debido al consumo de los más ricos entre 1990 y 2030. Más de la mitad de estas pérdidas se deben a la disminución de los rendimientos de la soja (52 %), seguidos por el maíz (40 %) y el trigo (8 %). En América Latina, muchas familias dependen del maíz para su seguridad alimentaria, por lo que estas pérdidas tienen implicaciones directas y graves para la seguridad alimentaria local.
  • Muerte. Se estima que el 78 % de las muertes adicionales debidas al calor hasta 2120 ocurrirán en países de ingresos bajos y medianos bajos. El consumo de los más ricos del planeta en solo cuatro años (2015 a 2019) provocará aproximadamente 37,400 muertes adicionales por calor en los próximos 95 años. Estas muertes se sumarán a las ya causadas por el hambre y la desigualdad económica, exacerbando aún más las crisis en estas regiones.

“La situación que se vive afecta los medios de vida y la dignidad de las personas. Tenemos comunidades enteras en donde ya no es posible desarrollar prácticas de adaptación y resiliencia, porque ya lo han perdido todo” declara Gloria García-Parra, directora regional de Oxfam en América Latina y el Caribe

“La actual crisis climática es un tema de responsabilidades y de justicia. No es posible que comunidades que se han dedicado a cuidar y proteger los territorios sean quienes más sufran por las consecuencias del estilo de vida excesivo de unos pocos ultra ricos. Es hora de que las acciones para proteger al planeta consideren estas brechas de desigualdad e integren los derechos de reparación que exigen las comunidades en toda la región” señala García-Parra.

Los países ricos han incumplido su compromiso de aportar 100 000 millones de dólares al año en concepto de financiación climática y, en vísperas de la COP29, nada parece indicar que vayan a establecer un nuevo objetivo de financiación climática adecuado que permita abordar las necesidades de los países del Sur global. Oxfam advierte que el coste del calentamiento global continuará aumentando, a menos que los más ricos reduzcan sus emisiones de forma radical.

 

Con motivo de la COP29, Oxfam insta a los Gobiernos a:

  • Reducir las emisiones de los más ricos. Los gobiernos deben implementar impuestos permanentes sobre los ingresos y la riqueza del 1 % más rico y prohibir o imponer impuestos más altos a los productos de lujo que generan muchas emisiones de carbono. Es necesario regular las actividades de empresas e inversores para reducir su huella de carbono de manera justa y significativa.
  • Hacer que paguen quienes más contaminan. Las necesidades en materia de financiación climática son enormes y siguen creciendo, sobre todo en los países del Sur global que están sufriendo las consecuencias más graves. A través de un impuesto sobre la riqueza de los millonarios y milmillonarios podrían recaudarse al menos 1,7 billones de dólares anuales, y un impuesto adicional que grave las inversiones en actividades contaminantes podría recaudar 100 000 millones de dólares más. Esto es fundamental, debe acompañarse de medidas que regulen las actividades depredadoras de las empresas y de los inversores para frenar drásticamente sus emisiones y sus actividades violatorias de derechos.
  • Reinventar nuestras economías. El actual sistema económico, orientado a engordar las fortunas de quienes ya son ricos a través de la extracción y el consumo a cualquier precio, lleva demasiado tiempo socavando un futuro verdaderamente sostenible e igualitario para todas las personas. Los Gobiernos deben comprometerse a garantizar que los ingresos del 10 % más rico de la población no superen a los del 40 % más pobre, tanto a nivel nacional como global, e invertir recursos en una transición justa que garantice la participación efectiva de las comunidades hacia modelos de vida que respeten los derechos humanos y de la naturaleza.

FIN DE LA COPIA

 

Notas para la edición:

 

Descargue el informe de Oxfam “La desigualdad de las emisiones de carbono mata”, así como el resumen ejecutivo en español.

Una investigación de Oxfam revela que el 1 % más rico de la población mundial, formado por 77 millones de personas incluidos milmillonarios, millonarios y personas que ganan 310 000 dólares (140 000 dólares con PPA) o más al año, fue responsable del 16 % de las emisiones de CO2 totales en 2019.

Las inversiones de los milmillonarios en industrias contaminantes, como la de los combustibles fósiles y el cemento, duplican el promedio de las empresas incluidas en el índice Standard & Poor 500.

El análisis de Oxfam hace una estimación de los cambios en la producción económica (PIB), las variaciones en el rendimiento de los principales cultivos (incluye el maíz, el trigo y la soja, que se encuentran entre los cultivos más comunes del mundo), y las muertes adicionales debido a los cambios en las temperaturas que se pueden atribuir a las emisiones de los más ricos. Los perjuicios económicos generados se expresan en dólares internacionales ($), ajustados a la paridad de poder adquisitivo (PPA).

Según la Agencia Internacional de las Energías Renovables, si se invirtiera en energías renovables y en medidas de eficiencia energética, en 2030 la riqueza de los milmillonarios podría haber cubierto el déficit de financiación entre lo que los Gobiernos han prometido y las medidas necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5 ⁰C.

Los países ricos continúan desoyendo los llamamientos de reparación. Las y los activistas climáticos exigen que los países del Norte global destinen a los países del Sur global un mínimo de cinco billones de dólares anuales en financiación pública “como anticipo de su deuda climática” con sus pueblos y comunidades, dado que estos países son los menos responsables de la emergencia climática, pero los más afectados.

 

Información de contacto

María Eugenia Luarca (LAC) |mariaeugenia.luarca@lac.oxfam.org | +502 3031 0408

Para información actualizada, siga a @Oxfam_es

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