La crisis ecológica está degradando los ecosistemas y provoca la pérdida irreversible de biodiversidad, afectando la vida de las personas. Por ello, inquieta a organizaciones de la sociedad civil, a grupos de activistas y a la ciudadanía en general. Pero lo más crítico radica en las poblaciones y territorios que padecen directamente sus efectos: destrucción de hábitats naturales, contaminación, sobreexplotación de recursos naturales, desertificación, extinción masiva de especies, degradación de suelos y pérdida de medios de vida. Para quienes la viven cada día, la crisis ecológica es una tragedia.

De esa crisis se ocupa el presente informe de Oxfam en Bolivia. Lo hace en diálogo con la desigualdad. ¿Cómo se interrelacionan la crisis ecológica y la desigualdad? La premisa es que la crisis ecológica refuerza la desigualdad, esto es, la distribución inequitativa de recursos, oportunidades y derechos entre distintos grupos de la sociedad. Es una desigualdad multidimensional. Por eso hablamos de desigualdades en plural, para dar cuenta de brechas económicas, étnico-culturales, geográficas y de género. La crisis ecológica impacta con mayor violencia en las poblaciones y territorios más pobres y vulnerables: de bajos ingresos, indígenas, de zonas rurales, mujeres. Con este informe queremos generar un diálogo entre diversos actores para buscar soluciones concretas frente a esta crisis.