PUBLICACIÓN: Perspectivas climáticas y políticas hacia la COP30

Foto: Carlos Zaparolli / Oxfam en Guatemala
Si hay una situación en la que estamos de acuerdo, independientemente de tendencias políticas o religiosas, es que el mundo ya no es como solía ser. Mucho menos si nos referimos al clima. Regiones que presentaban estaciones cálidas están cada vez más calientes y en las lluviosas apreciamos el avance de la aridez y la sequía. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) insiste, con denuedo, en sus informes anuales que los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático están modificando las condiciones de vida de millones de seres humanos y otras especies. Caminamos hacia un mundo con serias limitaciones y dificultades para responder a los desafíos de alimentación, agua, electricidad, seguridad y desplazamientos humanos, sin dejar de considerar la destrucción acelerada de la biodiversidad.
La celebración de la pasada COP16 de Biodiversidad en Cali, Colombia, fue un importante hito para colocar en agenda la relevancia de conectar estos temas. El cambio climático está impactando ecosistemas marinos, terrestres y de agua dulce, todos ellos fundamentales para el sostenimiento de la vida en nuestro planeta. Otras actividades humanas relacionadas con el uso del suelo, las actividades extractivas y la deforestación están transformando importantes ecosistemas como la selva amazónica, la selva maya, los manglares o los glaciares andinos. El aumento de temperatura y acidificación de los océanos, además de generar pérdidas irreversibles en ecosistemas marinos y costeros, tiene consecuencias importantes relacionadas con el desplazamiento de millones de seres humanos de sus hogares. Naciones Unidas se refiere a esta interconexión como parte de una triple crisis planetaria que envuelve el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el avance de la contaminación.
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