Rompiendo Moldes de la violencia y desigualdad en América Latina

América Latina y el Caribe está estancada en una polarización que restringe los derechos y genera violencias. En 2024, 183 millones de personas viven en condición de pobreza y 72 millones en pobreza extrema. Las violencias basadas en género atraviesan el ciclo de vida de las mujeres y se acentúan con la intersección de condiciones socioeconómicas, de clase social, así como por su origen étnico, diversidad sexual y de género, lugar de residencia, estatus migratorio o nivel educativo. No es casualidad que sean las mujeres indígenas en territorios rurales las más impactadas por la pobreza, con un 43.9%, mientras que los hombres no racializados alcanzan el 20.9%.

Estas condiciones de violencia son agravadas por la desigualdad económica y el abandono estatal, sostenidas por imaginarios de género que perpetúan desigualdades y tienen un impacto negativo en el desarrollo de comunidades y naciones enteras. Se estima que solo en 2022, al menos 4,050 mujeres y 344 personas LGBTIQ+ fueron asesinadas en la región.

Rompiendo Moldes de la violencia y desigualdad en América Latina revela que las violencias basadas en género no son solo un asunto doméstico, sino también resultado de la inacción política de los tomadores de decisiones, o que convierte a la región en un lugar de alto riesgo para las mujeres y peligroso para personas diversas.

Además, se menciona que las redes sociales han inaugurado nuevas formas de violencias basadas en género, constituyéndose en un espacio complejo que puede tanto perpetuar como desafiar los estereotipos de género y la violencia. Encuestas muestran que la tendencia es que el 68% de personas trans y el 58% de personas afrodescendientes se sienten vulnerables por su apariencia física.

Finalmente, se vislumbra una luz de esperanza con una juventud más sensibilizada que busca romper los moldes, retratando la violencia para nombrar la esperanza y la resistencia a través del activismo, y destacando cómo las nuevas generaciones lideran el cambio, abrazando la diversidad y desafiando las ideas preconcebidas sobre los roles de género.

Es vital el compromiso de la sociedad civil y los tomadores de decisiones para impulsar esta ruptura de moldes tradicionales. Apoyar este cambio cultural permitirá construir sociedades equitativas y libres de violencia.

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