Lideresas comunitarias: fuerza, comunidad y resiliencia

Escuela de Lideresas Comunitarias de Ateca, en Guatemala

Lideresas comunitarias: fuerza, comunidad y resiliencia
Lideresas comunitarias: fuerza, comunidad y resiliencia-Oxfam

Este mes, al conmemorar el Día Internacional para la Reducción de Desastres, es esencial resaltar el papel crucial de los liderazgos locales, que cada vez más reflejan la fuerza y la resiliencia de las mujeres. El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres reconoce que hombres y mujeres enfrentan diferentes vulnerabilidades durante los desastres y que la desigualdad puede aumentar esos riesgos. Además, resalta el papel fundamental de las mujeres, que a menudo no se valora lo suficiente. Con el proyecto Ateca (Acción Temprana Comunitaria en Centroamérica), se trabaja en el empoderamiento de mujeres y jóvenes para que fortalezcan su liderazgo y participación en los comités de preparación y respuesta a desastres, así como en otros espacios de toma de decisión y empoderamiento. Este proyecto es llevado a cabo por Oxfam y sus socias Asedechi en Chiquimula y Asociación Corazón del Maíz en Baja Verapaz, en Guatemala. A continuación, las historias de Rubí Elizabeth Hernández e Ingrid Karina Manuel, participantes de estos procesos formativos.

Rubí: Lideresa ch’orti, observadora local del clima y madre de familia

Tiene 38 años y es de la comunidad de Tierra Blanca Centro en el municipio de Camotán, en Chiquimula. Rubí ha sido parte de la Escuela de Lideresas Comunitarias, de la mano de ASEDECHI y Oxfam. Proveniente de la etnia Ch’orti’, Rubí vive en una comunidad donde cada día es más notable y creciente la participación de las mujeres en la vida comunitaria, un fenómeno del cual Rubí es parte activa.

Antes de unirme a la escuela, sentía que tenía el potencial de hacer más, pero el miedo me detenía”, comparte Rubí. En un entorno donde el machismo todavía limita las oportunidades para las mujeres, ella a menudo veía cómo sus opiniones eran ignoradas y su participación subestimada. “Sabía que tenía el derecho de participar, pero no sabía cómo hacerlo”.

Desde que se unió a la Escuela, Rubí ha aprendido a comunicarse mejor con sus compañeras y ha comprendido la importancia de conocer sus derechos como mujer, un conocimiento que antes le era ajeno. “He aprendido que tengo derechos, al igual que los hombres, y que merezco ser escuchada”, dice Rubí con una firmeza reconociendo que en sus comunidades ha sido tradición que solo los hombres estén en puestos de liderazgo. Pero eso está cambiando.

Lidera proyectos comunitarios que incluyen la gestión de una granja de pollos, apoyada por ASEDECHI y Oxfam, lo que le ha permitido generar ingresos y empoderarse económicamente. Además, se ha convertido en un referente para otras mujeres que buscan tomar un papel más activo en la vida de su comunidad.

Rubí ha asumido un papel de liderazgo, consciente de que las capacidades que ha adquirido deben ser compartidas. “Como lideresas, tenemos que capacitar a las personas de la comunidad porque no podemos depender siempre del programa. Debemos estar organizadas y preparadas”, sostiene. Su confianza en sí misma ha crecido, y cree firmemente en la posibilidad de replicar el proyecto en su comunidad.

Mi mayor sueño es seguir aprendiendo y algún día estar al frente de un grupo, compartiendo con mujeres todos estos conocimientos, para que también ellas se conviertan en lideresas de sus comunidades, dice sonriente”

Las Coordinadoras Locales para la Reducción de Riesgos de Desastres Colred también es uno de los espacios donde participa Rubí como observadora local del clima, lo que consiste en recopilar datos sobre las condiciones climáticas, como la cantidad de agua que cae cuando llueve, la temperatura y la humedad. Esta labor le permite contribuir a la prevención y respuesta a desastres dentro de su comunidad.

Y por si fuera poco, forma parte del Consejo de Madres de Familia de la Escuela, donde todos sus miembros son mujeres. “No se trata de un consejo de padres de familia”, dice orgullosa “porque no hay ningún padre, todas somos madres y estamos aquí para hablar sobre nuestras experiencias y apoyar a otras”, concluye.

Tejiendo Sueños: La Historia de Ingrid Karina Manuel

Ingrid de 30 años es originaria de la aldea Chixim, en el municipio de Cubulco de Baja Verapaz, y afirma que le ha tocado desafiar los roles tradicionales de género en un entorno dominado por los hombres.

Antes de ingresar a la Escuela de Lideresas Comunitarias, Ingrid sentía que tenía el potencial para hacer más, pero algo siempre la detenía. “Sabía que era capaz de hacer grandes cosas, pero el miedo al ‘qué dirán’ me detenía”, recuerda. Al igual que muchas mujeres de su comunidad, Ingrid había internalizado la creencia de que solo los hombres podían tomar las decisiones importantes de la comunidad. Sin embargo, esto cambió cuando ingresó a la Escuela donde se encontró con las herramientas y el apoyo necesario para asumir un papel de liderazgo.
Hoy, Ingrid encabeza varios proyectos, como el grupo de mujeres “Flor de las Granadillas”, donde impulsan actividades como el telar de cintura, lo que les permite rescatar sus tradiciones mientras generan ingresos para sus familias. También trabaja como técnica auxiliar de computación en la escuela de su comunidad, un puesto que ha sido clave para su desarrollo profesional y personal.

El impacto de la Escuela de Lideresas y del proyecto ATECA en la vida de Ingrid ha sido significativo. A través de este programa, no solo ha ganado confianza en sí misma, sino que ha logrado inspirar a otras mujeres a hacer lo mismo.

Hoy en día, veo a más mujeres en mi comunidad que están dispuestas a tomar la palabra, a liderar y a luchar por sus derechos. Eso es lo más valioso que me ha dado la Escuela”. “Mi sueño es ver a más mujeres emprender, liderar y tomar el control de sus vidas. Quiero que todas se den cuenta de que, a pesar de las dificultades, podemos superar cualquier obstáculo y alcanzar nuestras metas”.

Hoy, en Baja Verapaz, la tierra de Ingrid, seis mujeres son presidentas de los Consejos Comunitarios de Desarrollo Urbano y Rural, Cocodes, demostrando que la historia puede escribirse de otra forma y que los liderazgos cada día están más en las manos de las mujeres.

Gracias a procesos como las Escuelas de Lideresas, se promueve el liderazgo efectivo de las mujeres, tal y como lo establece el Marco de Sendai al instar a la movilización del liderazgo de las mujeres para fomentar la resiliencia, y la necesidad de que se adopten medidas de creación de capacidad con el fin de empoderar a las mujeres en el conocimiento de sus derechos,  en la  preparación ante los desastres, y en desarrollar su capacidad para asegurar medios alternativos de vida en situaciones posteriores a estos.

Desde Oxfam reafirmamos nuestro compromiso en continuar promoviendo el enfoque de género en la reducción de riesgos de desastres, mediante el liderazgo local de mujeres y jóvenes en las acciones de fortalecimiento de capacidades para la preparación ante desastres, la respuesta efectiva para salvar vidas y aliviar el sufrimiento humano y la recuperación efectiva para asegurar la resiliencia comunitaria.

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